martes, mayo 12

Introducción o el cómo estoy cayendo (en la misma idiotez de los demás)

(Un perro espacial en vertical descendente)
Empezar un blog... chistoso que lo haga en este momento, ante la sobre explotación de mis hermanos en la búsqueda de modos de expresión.
Caí en el mismo juego, pensando tal vez en que el destino pueda sonreírme con sorpresas inesperadas. Pero mantener el orgullo no es posible, no tengo los medios ni la composición mental para poder pagar por él.
Así, avergonzado ante un ordenador, pido compresión ante lo que aquí pueda exponer. Los motivos por los cuales escribo muchos los conocen; otros son muy obvios en la eyaculación de oraciones "bonitas" que reflejan un deseo insatisfecho. Y toda la mierda que digerimos, que detestamos; sin embargo nutritiva -por más que lo neguemos- terminará aquí, disfrazada en auto compasión, en una actuación absurda por querer comprender.

(siente la atmósfera incendiaria del vacío,)
Demasiado tralalí alalí para un blog, demasiado semen para caer envuelto en llamas. Pensé en callar mi voz en esperanza de no sentir a la gravedad, de seguir el camino de los vagabundos que tanto exhorto. Pero lectores y hermanos, la correa sigue allí, aún el sabor de la naturaleza nos asfixia y a estas alturas, sabemos que no somos Rimbaud, ni Verlaine, ni Burroughs, ni Kerouac... Somos animales nocturnos, bestias de la comodidad, hijos de clase media. Aún nos emociona pensar en el dominio del alcohol y de la mujer, en que el amor es el gran bálsamo de nuestro tiempo, en poder jugar a la lujuria vacía sin perder nada a cambio.
Sólo queda aceptar la pendeja realidad de nuestro tiempo...

(su último ladrido, emitido por autoconservación es)
Y ante el fatídico sino lo único que podemos, aceptando el precio del pasado y las consecuencias, es hacer lo que nuestros maestros no pudieron, ¡un maldito y glorioso caos en alta definición! [The sick boy]

(reducido al sonido de su propio impacto)